España, ese bonito país en el que nacimos, nunca se ha carecterizado por la rápida asimilación de tendencias. Nos gustan las cosas tal y como están. Vamos siempre a "piñón fijo". Esta lacra que nos hace ir por la cola en tantos ámbitos de gran importancia como educación, sanidad, tecnología, es muy visible en la música.
Los 40, esa emisora de la que mana toda la música que consumimos la mayoria de los españoles, tiene un retraso digno de analizar. Las canciones que se emiten llegan a su famosa lista cuando el resto del mundo ya las conoce y las ha escuchado hasta la saciedad, pero claro, el compromiso de los 40 con la música, hace que estas canciones, una vez en su lista, sean reproducidas hasta que al oyente le sangren los oídos. Un claro ejemplo es el famoso tema 'Danza Kuduro', que se dió a conocer en Agosto de 2010, y este verano, justo un año más tarde, alcanzó el número 1.
Los 40 se crearon con la intención de dar cabida a los singles más sonados en el mundo, pero ha terminado convirtiéndose en una secta dirigida por las discográficas, que imponen las canciones que se van a escuchar con fines comerciales. Este instrumento capitalista, como diría Chavez, no se conforma con decirnos lo que tenemos que escuchar, sino que compra a los artistas para que dejen a un lado su estilo y sus convinciones musicales, y se pasen a la música fácil y comercial. Es fácil ver este proceso en grupos como 'El Canto del Loco', 'Estopa' (en cuyas letras se mencionaba a Nintendo, patrocinador durante un tiempo del grupo), Shakira, 'Pereza', e incluso 'Amaral' (aunque en su último disco se reivindica como grupo independiente que fue). Esperemos que este virus comercial no destroze más grupos españoles, como 'Vetusta Morla' o 'Russian Red', que se encuentran ahora mismo en el punto de mira de las grandes compañias discográficas.
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